Mikis Theodorakis
El titán griego compositor del siglo XX,
que ascendió a la escalera mundial
de la música, del humanismo, de la paz
Casi con un siglo de vida, en la edad de 96 años, en el 2 de septiembre 2021, el compositor griego y multinacional, Mikis Theodorakis ascendió al Panteón Internacional, de los seleccionados Hombres y Mujeres Artistas del siglo XX.
Su predisposición humanitaria junto con su actitud consciente por la libertad, la hermandad y la democracia entre los pueblos del mundo, fueron los componentes sustanciales que moldearon y desarrollaron su enorme talento musical, que se evidencia en su implicación en diversos géneros musicales. La poesía para Mikis Theodorakis era el alimento de sus notas y finalmente de la composición de sus obras maestras musicales.
Theodorakis fue un hombre de clara posición política, que en los años críticos de Grecia así que, de su vida, estuvo al lado del Partido Comunista de Grecia, luchando por la justicia, el progreso y la prosperidad del pueblo griego. Su propia vida es conectada con la Historia Griega Contemporánea.
Inspirado en la literatura de Nikos Kazantzakis, escribió la música de la mundialmente famosa película del director internacional griego Michalis Kakogiannis, “Alexis Zorbas”, (1964), donde destacó para siempre, el universalmente reconocido baile sirtaki, del protagonista de la película y famoso mejicano-irlandés, estadounidense actor, Anthony Quinn.
Su obra, espejo de su alma y de la historia griega, resuena en la música y en la vida de Israel. El “Asma Asmaton”, una pieza musical importante y maravillosa sobre el Holocausto habla de los muchos, cuyas voces se perdieron para siempre. Mauthausen “La Balad de Mauthausen” fue nombrado el ciclo de canciones de Mikis Theodorakis, que son una composición -principalmente- de la obra narrativa Mauthausen de Iakovos Kampanellis, que describe el amor de dos prisioneros en el campo del mismo nombre. Durante la Segunda Guerra Mundial, el poeta Iakovos Kampanellis fue encarcelado en el campo de concentración de Mauthausen. En 1965 escribió cuatro poemas sobre ese período y le pidió a su buen amigo y compositor Mikis Theodorakis que les pusiera música. Theodorakis, que también había sido encarcelado durante la ocupación alemana en cárceles alemanas e italianas, creó bellas e inolvidables melodías que resaltan los conmovedores poemas de Kabanellis. Desde entonces, esos poemas se han dado a conocer en todo el mundo como la trilogía de Mauthausen. El aporte de la cantante griega Maria Farantouri fue decisivo. La versión griega original de la obra, grabada en 1966, incluye cuatro poemas melódicos de Kabanellis los: “Asma Asmaton”, “Antonis”, “O drapetis” y “Pote telionei o polemos”, así como unos de otros poetas, como los “Kourastika na se krato” de Dimitris Christodoulou,” O iskios epese varis” de Gerasimos Stavros,” Pira tous dromous t´ ouranou “de Tasos Livaditis, y” Stou kosmou tin aniforia “,” To ekkremes “y” T´ oneiro pou´gine kapnos “por Nikos Gatsos. Maria Farantouri canta.
Por lo tanto, con su gran música viajó por todo el mundo junto a la poesía de Seferis, Elytis, Ritsos, Anagnostakis, Livaditis, Kabanellis, Sikelianos y tantos otros poetas griegos, mientras que la composición de su “Canto General” Neruda y el “Romancero Gitano” de Lorca, son insuperables. Las voces memorables de Maria Farantouri, Nana Mouskouri, Melina Merkouri, volaron como pájaros de la paz eterna en todo el mundo. Y encontraron otros artistas, como Edith Piaz, Georges Moustaki, Joan Baez, Los Beatles…
De este modo Theodorakis unió Grecia con América Latina y España, con todo el mundo. Un mundo de pura música que canta la lucha única por la libertad, la fraternidad, la justicia, el progreso.
https://www.youtube.com/watch?v=Dhw2zzYcG9c
Con la majestuosa poesía de Pablo Neruda en su obra maestra “Canto General” y con la maravillosa poesía de Federico García Lorca en “Romancero Gitano”, Theodorakis creó el puente y ofreció los lazos de la amistad eterna entre los tres países.
https://www.youtube.com/watch?v=snxZKw882xo
Pero también es conmemorable su auténtico lirismo, lleno de amor por la vida y angustia por las aventuras de la existencia. Cada una de sus obras se convirtió en parte de sí mismo: es Romancero Gitano, el prisionero enamorado de Mauthausen, el poeta exiliado, el viajero, el prisionero, el amante de Utopía y Beatrice, el insurgente de América Latina, Dionisio. El que habla de los invictos de su generación.
https://www.youtube.com/watch?v=GvNm0F8L96Q
Mikis Theodorakis: Un griego ecuménico. Un hombre crítico y criticado, que siempre estuve abierto a las contradicciones humanas. Un hombre transparente, ante enemigos y amigos, que nunca tuvo miedo de exponerse sin suspensiones y pretextos. La exuberancia de su personaje, su alto criterio estético, su elemento visionario, su fuente de inspiración, su intuición, están dentro de la grandeza de su obra que rompió fronteras llenas de verdaderos “pensamientos gigantes”. Su contacto con tantos pueblos fue interminable como así sus luchas y su historia, dando conciertos en todo el mundo. Su embriaguez con tantos públicos diferentes dejando su herramienta cultural y política. Fue una época de grandes dificultades y peligros, pero también de horizontes abiertos. Encuentros con otros artistas de todo el mundo, grandes figuras políticas como Allende, Castro, Mitterrand, Palme.
Pero aún hoy sus obras se reproducen donde uno no se imagina. Fue homenajeado en Salzburgo, realizando un concierto en el campo de Mauthausen. Los sindicatos alemanes exigieron el “Canto General” en su aniversario de fundación, así que los israelíes y los palestinos en las conversaciones de paz. Su propia obra musical de Mikis Theodorakis abrió los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992. Mientras que los alemanes lo consideran una continuación de sus clásicos. A menudo se le reconocen como el Beethoven del Mediterráneo.
Se han escrito excelentes críticas para toda su obra. Mikis Theodorakis escribió grandes canciones y ciclos de canciones encarcelado y exiliado. “El sol y el tiempo”, el “Estado de sitio”, la “Arcadia” … Rompió los grilletes con su música. Y se las envió de todas las formas posibles al pueblo griego para cantarlas. De este modo los griegos empezaron a conocer grandes poemas, mediante su insuperable música. No sometió su arte a las necesidades de la lucha, lo plasmó con los términos de su arte, para que perdure en el tiempo. Sobretodo fue un soldado de la paz.
Ambos los grandes compositores griegos, Manos Hatzidakis y Mikis Theodorakis fueron grandes amigos por lo que Mikis le admiró a Manos tanto, no solamente por su música y su enseñanza en la música clásica, pero sobre todo por su incomparable habilidad retórica y su paridad y riqueza de habla, aunque discreparon varias veces, siempre encontraron la manera de superar sus momentáneas diferencias y seguir siendo amigos de vida.
Fue un momento mágico, cuando se presentó por primera vez la “Situación del asedio” en Londres y Mikis Theodorakis lo escuchaba desde un transistor escondido en el exilio en Zatouna. El maestro no vivió solo la gran aceptación, la embriaguez, la apoteosis. También vivió el silencio, las acusaciones de épica. Unas veces, lo llamaron anticuado, lo subestimaron. Y él, respondió, como siempre, con su música, ofreciendo al público griego e internacional la profunda convicción, de que las próximas generaciones se vayan redescubriéndose en su obra musical y esto viajará eternamente en el tiempo.